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Reflexión: El cucu

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Escúchala aquí :

 

Un día una chica paseaba por el bosque, cuando oyó a un cuco. Alzó la vista y vio al pájaro volando de rama en rama y cantando alegremente.

Cuco, ¿no quieres decirme dónde está tu casa? preguntó la chica.

¿Mi casa? ¡El bosque entero es mi casa! respondió el pájaro.

Mi abuelo tiene un cuco en casa dijo la chica. Vive en un pequeño nido encima del reloj y no sale nunca de casa. No se pasa todo el día cantando como lo haces tú. Sólo canta una vez cada hora.

¡Ah! dijo el cuco. ¿Te refieres a un cuco que vive dentro del reloj y canta la hora?

Sí; así es respondió la chica. Es muy bonito y canta magníficamente.

El cuco meneó la cabeza.

Puede que sea cierto; pero él no es real dijo.

¿Qué quieres decir con real? preguntó la chica.

El cuco se explicó pacientemente.

No puede volar como yo adondequiera. No tiene amigos. No pone huevos. No sabe amar ni puede sufrir. Su canto es monótono, sin sentimiento.

La chica se quedó perpleja.

Pero, ¿no es estupendo tener una bonita casita, cantar cada hora y ser estimado por la gente?

En absoluto repuso el cuco. Es mejor ser libre que tener una casa, cantar cuando a uno le place y no sólo al dar la hora, cuidar de otros en vez de que cuiden de ti, ser amado en lugar de ser estimado.

Me gustas, cuco dijo la chica. Te quiero. Vente a mi casa y canta para mí todas las horas. Te daré un sitio donde estar. Seré tu amiga y tú serás mi amigo.

El cuco contestó:

Si realmente eres mi amiga y me quieres, entonces no me prives de mi libertad. Déjame ser yo mismo. Si me quieres y deseas ser mi amiga, yo iré a tu jardín a cantar para ti. Iré a verte y a decirte que te quiero. Puede que mis visitas no sean regulares; pero ten la seguridad de que mi canto será más delicioso que el canto del cuclillo de tu reloj, y que mis visitas te procurarán más alegría que la presencia muerta del cuclillo encerrado para siempre en tu casa. Nuestra amistad será dulce, cálida y afectuosa.

¿Quieres decir real? dijo la chica.

Sí, será real respondió el cuco.

Todos necesitamos libertad para llegar a ser personas reales y llenas de vida. La vida que es resguardada del dolor, la aflicción y el riesgo se ve privada también de libertad y de la plena alegría de la vida. Por otro lado el verdadero amor respeta la espontaneidad y la libertad en el modo de darse y en el modo de recibir.

Autor: Desconocido

«Hacer lo que te gusta es libertad. Querer lo que haces es felicidad.»

 

 

 

 

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