Publicaciones de JanelviNet

Reflexión: El mendigo

* Para escuchar la reflexión, si la estas escuchando en tu computadora asegurate primero de silenciar la radio, en el resproductor azul que esta al pie de la página.

Escúchala aquí :

 

Chandrakant era un mendigo indio que se tenía por el último de todos. «No valgo para nada», solía repetirse a sí mismo. «Soy un inútil, un parásito. Nadie me quiere ni nadie me querrá jamás».

La única cosa que de veras llamaba suya, era su sucia y vieja escudilla de pedir, que jamás se apartaba de su lado y que constantemente ponía delante de todo el que creía que probablemente le daría dinero.

A veces lo hacía tímidamente, del todo consciente de su insuficiencia. Otras veces la ponía descarada y hasta rencorosamente delante de ciertas personas, especialmente si sentía envidia de ellas. Esto lo sentía con frecuencia, por lo cual experimentaba satisfacción más que vergüenza en aceptar la caridad.

A menudo entraba en las tiendas, pidiendo a dueños y clientes indistintamente que le dieran una limosna.

Un día entró en una tienda de objetos curiosos y puso su pesada y vieja escudilla de mendigo ante las narices del propietario:

Por favor, se lo ruego. Tenga compasión de mí. Sólo lo preciso para un pedazo de pan. Tengo hambre. Tenga piedad de mí.

El dueño se quedó mirando la sucia escudilla del mendigo. Por último se la cogió a Chandrakant, diciendo:

Deja que examine más de cerca esa sucia escudilla tuya.

Por favor, señor, exclamó el mendigo, déjemela… es lo único que tengo…

Sólo un minuto le interrumpió el propietario de la tienda. Eres tú un extraño mendigo. Tienes tú más que yo.

Por favor, señor, no se burle de mí. Sólo deseo…

Lo digo en serio. Tú no eres un pobre. Esa escudilla tuya tan grande… ¿Por qué no la vendes? Es de puro oro macizo.

Tenemos una pobre imagen de nosotros mismos, somos más conscientes de las limitaciones. La mayoría de los problemas emocionales y psicológicos proceden de una pobre imagen propia, porque realmente no nos valoramos. Tenemos que hacer un esfuerzo por recobrar el respeto, la estima y la confianza propias, y creer en nuestro valor intrínseco, descubriendo las fuerzas y talentos ocultos, para poder descubrir y erradicar cualquier complejo de inferioridad y otros mecanismos de frustración que actúan en la psique. Si nos sentimos inferiores siempre desempeñaremos ese papel, debemos mejorar la percepción que tenemos de nosotros mismos, nos sentiremos mejor y actuaremos más afirmativamente.

Autor: Desconocido

«Dicen que hay que ver para creer, así que párate frente al espejo y comienza a creer en ti.»

 

 

 

Si te gustó la reflexión te invitamos a que la compartas con tus amig@s y familiares en las redes sociales (abajo los botones), también te invito a darle like a la página de facebook, Aquí. Gracias y Dios los bendiga.

ESCRIBE TU COMENTARIO ABAJO: