Reflexión: Una carta de amor para la Virgen 

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Querida virgencita: Tu imagen ha inspirado a generaciones de mexicanos y de latinos y hoy en día inspiras a todo el mundo. Tu eres un símbolo de la evangelización porque en tu vientre estuvo Jesús nuestro salvador. Los símbolos que están presentes en tu imagen son muy increíbles.

Están los rayos del sol por que tú vienes anunciando a Jesús, el Hijo de Dios, que es el gran sol de la humanidad. Las estrellas están en tu manto para recordadnos que eres la reina de todos los cielos. Un ángel te lleva sobre sus alas como debe de ser transportada nuestra reina. Y esta la luna debajo de tus pies para dar a entender que eres virgen y que eres la única inmaculada concepción. Tus símbolos son impresionantes y nos expresan una belleza muy profunda y trascendente.

Tu imagen y la celebración esta semana nos brindan mucho más. Esta semana en tu honor, países enteros y comunidades se unen en celebración de todo lo que representas para nosotros. No sólo eres la madre de Jesús Cristo sino  también nuestra madre. Tú, como nuestra madre, has estado con nosotros por años y generaciones. Nos has llenado con la confianza de que eres una madre que nunca nos va abandonar. Y que nos vas a guiar y a apoyar en nuestros tiempos buenos y malos.

Juan Diego es el primer testigo de tu amor cuando se encontraron en el cerro del Tepeyac. En ese encuentro le mostrastes el tipo de madre que eres. Que eres una madre llena de amor, y que eres bondadosa porque lo guiaste y lo apoyaste y fuiste paciente con él. Sobre todo le enseñaste a Juan Diego que nunca se rindiera. Ahora te pido que sigas siendo nuestra madre. Y como a Juan Diego, nos des ese mismo amor incondicional para nosotros también aprender como amar a tu hijo Jesús.

Este diciembre cuando en el mundo hay tanto sufrimiento, tanta pobreza y hambre, y tanta guerra, violencia y desigualdad ayúdanos a traer el amor de tu hijo Jesús a todas estas situaciones. Así como le diste instrucciones a Juan Diego para que se construyera una iglesia a tu hijo Jesús, ayúdanos a transformar el mundo en una gran iglesia que alaba y adora a tu hijo y su gran mensaje de amor. Porque hoy en día se necesita el mensaje del evangelio más que nunca.

Virgencita, se dice que en una de las pupilas de tus ojos hay una imagen de un hombre. Yo pienso que esa imagen es un símbolo de toda la humanidad. Y pienso que la razón por cual esa imagen esta en tu ojo es porque siempre nos estas cuidando. Te imploro, virgencita morena, que sigas cuidando a tu gente y que nos ayudes cuando nos desviamos y caíamos en un mundo con odio, y enojo y que nos guíes de regreso al mensaje que proclamo tu hijo de amor para todo la humanidad.

Autor:
Victor Valenzuela

«¿No estoy aquí yo, que soy tu MADRE?»
-Santa Maria de Guadalupe

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